Ajuste de cuentas: La inmigraci?n, culpable.

En este sentido, todos los que han tolerado, promovido o defendido esta llegada masiva de inmigrantes, imponiendo prácticamente una omertá al respecto tienen una responsabilidad enorme en la situación que estamos viviendo.
En este sentido, la inmigración ha sido un arma tanto del capital contra el trabajador como de la generación 45-55 contra sus desgraciados hijos. Yo estudié en un centro privado -el CEU de Montepríncipe- y ni ahí me pude librar del intento de hipnotización masivo que se vivió en esa época a propósito de las bondades de la avalancha migratoria que se nos venía encima: Allí asistimos todos -desde el Director Constantino Falcón Martínez hasta el último de los alumnos de BUP-, a la Iglesia/Aula Magna a escuchar los clarividentes desbarres del miembro de la organización terrorista FRAP Esteban Ibarra a propósito de las presuntas virtudes de la multiculturalidad.
Menciono expresamente a Falcón esencialmente porque él como Director fue el responsable de que yo -y todos mis compañeros, mayoritariamente más moldeables- tuviéramos que soportar algo tan impresentable como el mentiroso discurso de un vividor del cuento en una institución docente y en horas lectivas.
Tampoco estuvo nada mal la lectura obligatoria en clase de inglés de una novelización de Cry Freedom, obra de ciencia-ficción a propósito del apartheid sudafricano y sobre los fabulosos proyectos de Steve Biko para convertir Sudáfrica en el País de las Maravillas tan pronto acabara la opresión de los malvados blancos, cosa que ocurrió hace ya quince años sin que hayamos vuelto a tener desde entonces noticia positiva alguna proveniente del país africano, al que solo la minoría blanca viene salvando de convertirse en Somalia II, pese a los esfuerzos de los negros por exterminarles. En cualquier caso, debo reconocer que Steve Biko resulta ciertamente mucho más presentable que Nelson Mandela, a quien vemos en este vídeo hablando a los periodistas de paz y democracia en inglés tras cantar en xhosa el himno de su partido, que se basa esencialmente en repetir su juramento de matar a los blancos.
Sobre la aportación que los inmigrantes han realizado a nuestra economía, baste el gráfico que ilustra este artículo. Salarios a la baja y déficit al alza. Alguien con más tiempo que yo puede completarlo perfectamente con una cuarta línea que nos indique los sucesivos porcentajes de población inmigrante que venimos sufriendo para ponerlo aún más claro, pero a priori me parece indiscutible la coincidencia entre el boom de la inmigración, las bajadas netas del salario real y el aumento descontrolado del gasto público.
Ya hablamos aquí del pernicioso efecto Caldera que llevaba la Seguridad Social a la ruina por obra y gracia de la inmigración. Pero es que cualquier prestación pública de tipo gratuito se encuentra ya saturada y llevada al límite por obra y gracia de los inmigrantes. Por ejemplo, el Turno de Oficio, cuyo coste para las arcas públicas se ha multiplicado por seis en pocos años sin que nadie se atreva a señalar la causa obvia, que no es otra más que la delincuencia y la conflictividad social que traen consigo estas personas que tanto nos iban a enriquecer culturalmente.
No hablemos ya de la falacia de que venian a pagar nuestras pensiones y a hacerlas viables en el futuro. La realidad es que, en tanto que los últimos en llegar a una estafa piramidal, los inmigrantes han servido para perpetuar un poco más un sistema inviable. Para ello, esencialmente les hemos engañado haciéndoles creer que tendrían sanidad y pensiones para ellos, sus abuelos y sus hijos, mentira evidente que el FMI se va a encargar de desmontar.
Y es que lo más triste del fenómeno de la inmigración en España es la situación final en la que van a quedar muchos miles de inmigrantes. Que han venido a España a trabajar, que se han visto prósperos para, por ejemplo, hipotecarse... y que van a volver a sus países con una mano delante y otra detrás según el 1911 del Código Civil en cuanto fallen (¿queda añguno que no lo ha hecho ya?) tres cuotas hipotecarias.
Pero este drama no oculta la realidad de que el fenómeno migratorio ha sido no sólo negativo, sino causante directo de la situación de quiebra del Estado en la que nos encontramos, al obligar a las arcas públicas a hacerse cargo de un nivel de gasto imposible de afrontar. El que esto se haya producido, además, tirando a la baja los salarios y con una productividad bajo cero en perjuicio del trabajador patrio simplemente clama al Cielo. Y es como para exigir un muy severo ajuste de cuentas con efecto retroactivo a quienes, por interés o inconsciencia, se dedicaron a vendernos la moto averiada de la inmigración.