Yo tampoco sufr? abusos por parte de sacerdotes

El Padre Alfonso: Se dio cuenta demasiado rápido de que no daba ni chapa en su asignatura (Religión, y además la parte más coñazo del Antiguo Testamento) porque el tema histórico me ha apasionado desde pequeño y me dedicaba a atender en clase y "vivir de las rentas". Un tipo paciente y quizá el mejor docente de los curas del Montepríncipe que nunca terminó de caerme bien, seguramente porque siempre tuve la sensación de que iba un par de pasos por delante de mí (y yo era una pieza cojonuda por aquel entonces).
El Padre Gárate: A este pobre hombre le dimos en Octavo de EGB el peor curso que recuerdo haberle dado colectivamente a profesor alguno. El hombre lo soportó como pudo y, según me contaron mis hermanas, no volvió a permitir que una clase se le subiera a la chepa de aquel modo. No le traté mucho más.
El Padre David: Siempre me quedó la duda de si este cura ya entrado en años era un cura progre o un cura normal. Por una parte, todo lo que enseñaba en catequesis o en Religión (la parte filosófica, que dimos en BUP) era muy bueno. Por otra, comentó en alguna ocasión que había retirado una imagen de Santiago Matamoros matando moros cuando era párroco en Galicia, motivando que en el pueblo se suspendieran las procesiones aquel año al negarse las Cofradías a sacar a la nueva imagen del Santo que el P. David había comprado. Como os podéis imaginar, su Obispo decidió -con buen criterio- sacarle del pueblo y de Galicia entera. Otra muy sonada la lió en la Comunión de mi hermana Mónica, recordándoles a todos los niños que el Infierno está cerca con un sermón del patín que logró que los ilusionados infantes se echaran a llorar ante la perspectiva.
El Padre Mediavilla: Todo un personaje y sin duda el más conservador de aquellos curas. Amante de la música (mención especial el momento en el que interpretó el Cara al Sol al piano para una selección de cuatro ó cinco alumnos de los más perroflautas del Colegio, más un servidor, todos brazo en alto) y también muy gruñón (Luis, un compi que era pesca brava, le acertó por error con una tiza lanzada a destiempo y el tipo estuvo seis días enseñando el punto blanco en la chaqueta). Una institución en sí mismo.
Jamás hubo escándalo alguno con ninguno de estos sacerdotes. De hecho, el único escándalo permanente en el CEU de Montepríncipe era la continuada presencia en sus aulas de determinados profesores sosteniendo tesis propias de mitin de Cristina Almeida más que de otra cosa. Pero eso es otra historia y será contada en otra ocasión.